Según la FAO, 2010 (Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y Alimentación), para el año 2050 habrá 9 mil millones de
habitantes en el planeta, los cuales demandaran casi el doble de alimentos que
actualmente se consumen a nivel mundial. Esto provocara una presión como nunca
antes vista en la utilización de los recursos naturales tales como agua,
energía, tierra, etc.
La humanidad tendrá entonces un gran desafío para producir
alimentos de manera sustentable, además inocuos para la salud humana y con la
calidad de un consumidor cada vez más exigente. Es así como la Agroindustria
(AI) surge para suplir las funciones biológicas de los seres humanos jugando
cada vez más un papel definitivo en la alimentación del planeta, su economía y
el bienestar de todos, en especial la agroindustria en el sector lácteo ya que
el hombre después del periodo natural de lactancia materna, incorpora
progresivamente el consumo de derivados lácteos debido a su gran aporte
nutricional de excelente calidad, siendo la fuente principal de calcio (Ruiz,
2010).
El sector lácteo representa cerca del 0.9 % del PIB nacional
y genera aproximadamente 580.000 empleos en la producción de leche y 17.750 en
el procesamiento de productos lácteos. Sin contar con los empleos informales
que genera los cuales FEDEGAN estima en un 40%. Según Ministerio de Agricultura
“La producción lechera nacional proviene de 48% de razas bovinas de doble
propósito (producción de carne y leche) como Pardo Suizo, Normando y Cebú, a las
que pertenece 95% del total de la población de bovinos en Colombia, sin
embargo, hay grandes dificultades en el sector lácteo que no hacen evidente las
grandes oportunidades para Colombia en el mercado de la leche (TLC), debido a
que hay que superar los problemas de baja productividad, e imprimirle una nueva
dinámica agroindustrial (Llano & Duarte, 2010).
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